viernes, 17 de abril de 2020

De primeras.

Cojo la agenda y desde el día 13 las paginas están en blanco, las palabras se han ido de golpe. Sólo algún recordatorio escrito desde hace varias semanas rompe el silencio: "seguimiento de la retención de líquidos en las manos de M".
Cuando abro el listado de ortopedia, veo varias sillas de ruedas que quedaron pendientes de la noche a la mañana, una de ellas con la categoría de urgente. Ya no hay nada urgente.
El escritorio es de alguien que parece que se ha tenido que ir corriendo sin avisar. Carteles pasados de fecha que nunca se llegaron a colgar, proyectos de ayudas técnicas inacabados, materiales que habían encontrado dueño y que de nuevo están huérfanos.
La prisa ha cambiado de sitio y de nombre, la profesión ya no es la misma profesión, y nosotras, que aún no hemos descubierto esto, lo aprenderemos tarde, cuando esto pase y echemos el freno. Después ya se verá como volvemos. Esa será otra historia.
Todo se ha parado de repente. Sólo nos movemos unos pocos. Y es muy raro. Pero en medio de todo este caos, he aprendido un par de cosas valiosas y he vuelto a escribir un artículo (soy parte de un sindicato maravilloso).
No sé cuánto durará esto, pero lo que está claro es que lo cotidiano tardará mucho en volver a ser igual. Será difícil poner orden de nuevo en este escritorio sin que se descuelguen algunas piezas básicas de la que hasta este momento creía mi ética profesional. Ella siempre poniéndonos al límite.
De momento aquí estamos, caminando, cómo siempre, mientras el mundo gira y hacemos de empuje. Tratando de que nadie se descuelgue. Viviendo día a día y llenándonos de preguntas.
Estoy convencida de que dentro de algunos años contaremos esta historia de manera diferente, pero una vez más, habiendo elegido de que lado estar, como bien aprendimos aquel 15M. Eso trato de aplicar cada mañana cuando salgo de casa.

Y por supuesto, gracias M. por ser el mejor soporte vital cada vez que llego a casa, que no debe ser fácil 
Seguim cap endavant.
Lasai.