domingo, 22 de enero de 2012

Vuela

Esto es un puto bing-bang, que me destroza y me crea, o como una lanzadera, que tan pronto estoy arriba, como estoy abajo. Como uno de esos helados de menta y chocolate y una moneda, que me gasto y me puedo hacer nueva si doy algo a cambio. No sé si madurar nos quita la locura que nos vamos guardando en esa cajita de oportunidades o si es más bien un proceso rutinario de hacerse mayor. Pero sea la opción que sea, si significa perder un poquito de nosotros mismos no la quiero. Prefiero seguir siendo ese bing-bang. Y prefiero que tú también lo seas. Quiero que me lances y te lances, que subas y que bajes conmigo de norte a sur… Pero no quiero ser como ese helado de menta en el que tengo que dar algo a cambio para volver a ser yo, no quiero tener que dar esa pequeña parte de mí para tener que madurar.  Plántate delante de mí con unas cervezas, aquí, en la luna o mientras arde París. Ya maduraremos más tarde, cuando tú y yo, nos despertemos de resaca y se nos quiten las ganas de juerga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario