martes, 15 de mayo de 2012

No ser de mayor, ser de mejor.


Quería coger la puerta e irse, eso era obvio. Recapacitar sobre cada paso que había dado a lo largo de esos últimos años, demasiados errores que llevarse hasta ser viejo, normas propias incumplidas y un sinfín de detalles de lealtad derrochados. 


Caminaba despacio, cabizbajo, yo diría que hasta con lágrimas en los ojos, arrepentido y nauseabundo. Él nunca había estado solo, estaba casado pero no tenía hijos, vivía en un pequeño pero acogedor piso en pleno centro y su trabajo le proporcionaba el dinero suficiente para permitirse cenar en un restaurante todos los domingos. Vida normal, lo llamaba él, un trabajo, una casa acogedora, una esposa que le quería... 



Sin embargo le faltaba algo, supongo que eso que dicen de que uno nunca está agusto con lo que tiene, o simplemente se había dado cuenta de que toda su vida había estado esforzándose, primero en casa de sus padres y luego con su mujer, por ser alguien que no quería ser. El sentido de su vida, no se hallaba en aquella casa con esa mujer, con ese trabajo. 



Andando, recapacitaba sobre quién era y quién no era, por qué había dejado que el peso social lo encaminara hacia una vida que él no deseaba... 

Pensaba que si su vida hubiera estado guiada por otros principios, que si alguien le hubiera advertido de los peligros de una vida futura inmersa en el qué dirán, si hubiera sabido que dejar de lado los propios ideales y los sueños no trae la felicidad… ahora no estaría tan perdido.
Probablemente sus padres no le hubieran apoyado,  no hubiera terminado la carrera, ni siquiera habría conocido a su mujer, pero ¿Quién dijo que necesitara todo eso?


Ya era tarde, el cielo se estaba oscureciendo y debía volver a casa, su esposa le tendría la cena caliente puesta sobre la mesa y mañana un monótono trabajo le esperaba de madrugada, era tarde para casi todo. Su vida se apagaba como el día que se iba. Como la rutina que le empapaba para casi todo.



Y pensó, esta vez llorando como un niño "¿En qué me he convertido? ¿En qué paso mi vida entera se desvió? ¿Cómo voy a continuar sabiendo que no soy quién quiero ser?”


Seguramente se le pasó por la cabeza abandonar a su mujer, dejar el trabajo y largarse con lo puesto a buscarse a sí mismo, pero no podía. Ese estilo de vida ya le había carcomido por dentro lo suficiente para quitarle las ganas de cambiar. De ser feliz.

Y entonces yo pienso en tres opciones: si toda la gente que vive así se sentirá como él o si serán felices de verdad. O si por el contrario, creen que son felices porque nadie les advirtió de todas esas cosas y nunca conocieron otra forma de vida. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Y añado un párrafo final de Chinato:
“Hay que dejar el camino social alquitranado porque en él se nos queda pegada la pezuña, hay que volar libre.
Pero ahora prefiero ser un indio, que un importante abogado” 



Escribí esto el 14 de febrero de 2010. Supongo que no he cambiado tanto.

1 comentario:

  1. Muy bueno. No cuentas más que verdades en este relato.
    Si eres una persona culta, sensible, y auténtica... tarde o temprano acabarás dando esquinazo a todo ese royo del "que dirán". Ahora entenderás el por qué de eso de salir de mi país a ver el mundo... y perseguir los impulsos que mi vocación me pide.

    ResponderEliminar