viernes, 18 de noviembre de 2011

Buscaba frío, pero el calor le sorprendió

Tómate un café ardiendo mientras escuchas a Bob Marley, de fondo el claxon del taxi que te llevará al fin del mundo cualquier día de estos. Serpentea con tus manos la taza que reposa sobre la mesa y enciéndete un cigarrillo, de esos que avivan las impresiones y apagan las penas, lee el primer libro que encuentres, un párrafo y escribe lo que se te pase por la cabeza para liberarte de tu realidad. Piensa en caliente que en frío solo lleva a la preocupación y desátate de tus rutinas y miedos. Saborea el café mezclado con nicotina y no te sientas culpable por ello. Como un buen baño de agua caliente con sales o pétalos de rosa. Haz caso omiso del camarero o la gente que te mira raro por tener en tu mesa papeles revueltos, gotas de café esparcidas, libros o discos viejos, como si son de vinilo. Procura sentirte vivo o viva según se mire. No te acuerdes de nada, olvida tu pasado y no intentes planificar tu futuro. Cierra los ojos y siente lástima por lo que no pueden soñar. Enciende tus pupilas al calor del café y no llores. Que no te vean llorar. Procura alimentarte de dudas que enervan el alma. Fuma hasta que te tiemble el pulso y no sepas como deshacerte del resto del mundo, que ese es el verdadero estado sublime. No tengas miedo, solo es un café, solo son pensamientos sobre una mesa que no tardarán en desaparecer, a menos que los escribas. Intenta imaginar tu cara en ese momento, tus pupilas dilatadas, tus finos labios temblando de miedo, tus mejillas sonrosadas por el calor, tu nariz sin dejar de respirar, y siéntete atractivo. Vuelve a sonar el claxon de aquel taxi, hoy no te apetece ir al fin del mundo, quizá mañana. Hoy dedícate por completo a ti, a quererte un poco que ya va siendo hora. Que el café, ese cigarrillo, ese libro, esos folios en blanco y esa música de Bob Marley sean tu mejor amante, tu mejor orgasmo, tu mejor porro, tu mejor sonrisa. Que el resto de cosas que podrías enumerar en una lista se alejen hoy de ti, que no te hagan vasallo de sus superficialidades. Hoy, es tiempo de creerte el ombligo de tu propia vida. De tomar las riendas de tus segundos. Tic, tac, tic, tac...

No hay comentarios:

Publicar un comentario