sábado, 19 de noviembre de 2011

A veces pienso, y luego no soy nada.


Soy una extremeña sin acento, una española sin sentimiento y una ciudadana de un mundo convencido. Soy una loca sin un loco, incompleta, surrealista. Soy el verso de una prosa, y la prosa de una canción de puro rock. Rock en sangre que se lleva innato y en la piel va grabada la memoria de todas las canciones de una vida que puede llamarse mía o no, según se comparta. Compartida tengo el alma entre miles de lugares y 7 personas a lo sumo. No sumo metas, sumo sueños y los dos más grandes de todos ellos los cumpliré, vaya que sí. Sí estoy segura de lo que quiero y obvio si algo no me gusta lo ignoro, paso de ti, y aquí no ha pasado nada. Nada aportaron. Y nada siguen aportando, mejor la verdad. Esta extremeña sin acento no os necesita. Pero no me faltéis anda. Que os echaré de más, por si teníais alguna duda. Dudas y viceversa es lo que detiene el mundo, la vida y su consecuente felicidad. Felicidad es un nombre propio, es una forma de pensar, igual que el nihilismo, hedonismo, estoicismo. No soy estoica precisamente. Soy más natural, quizá algo hedonista, pero no quiero presumir. Presumo de no ser una persona religiosa, porque si que tengo fe, eso no me falta, mi dios son las personas y mi fe está en la humanidad. La confianza da asco y en mi caso es ciega. Sí, por si alguien no lo había cogido, tengo demasiada confianza en la gente. Gente es el motor de la vida, de las cosas, del universo y de mi corazón. Valiente corazón que traspasa fronteras el mío. O eso me hace creer el muy cabrón. Cabrón, te define a ti, guapetón. Guapetón es lo que no eres, pero no te guardo rencor por eso, sino por ser quien eres, que no es poco. Poco es lo que me gusta esta ciudad que cala hasta los huesos con su frío sin sentido y su calor que deja a medias. Medias que tú me dijiste que nunca te pondrías, lo respeto. Respeto por todos y para todos, paz y amor, ¿dónde está el movimiento pacifista que este mundo pide a gritos? Gritos, no me grites, gritos que no das, ni a mí ni a nadie. Nadie está ahora. Y ahora… ahora es el momento de soñar y dejar de sobrevivir por un tiempo. 

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